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¿Por qué deberías dejar los Kegel?

Los «Ejercicios de Kegel» son comúnmente conocidos como la solución a los problemas de piso pélvico, como por ejemplo, la incontinencia de orina. Podemos encontrar muchas pautas e indicaciones de cómo realizar estos ejercicios, pero el problema es que no deberíamos tomarlo tan a la ligera.

El «Kegel» se refiere a las contracciones del piso pélvico. Muchas veces se dan grandes números de repeticiones (la clásica: 3 series de 10 repeticiones, 3 veces al día, todos los días), pero no se toma en cuenta la base desde la que comienza la persona que está realizando los ejercicios o quizás, ni siquiera sabe cómo reconocer su piso pélvico.

Entonces, ¿Qué debería hacer?

El concepto correcto es hablar de «Entrenamiento de la Musculatura del Piso Pélvico». Este se refiere a la «contracción y relajación, voluntaria y específica, de la musculatura del piso pélvico, para trabajar la fuerza, resistencia, coordinación y relajación».

El primer paso para eso es tener una evaluación con una kinesióloga especialista en piso pélvico. De esta forma, podrás aprender sobre qué es el piso pélvico y su importancia, saber qué aspectos de tu musculatura necesitas trabajar (ya sea para tratamiento o de manera preventiva) y la base desde la que comienzas. Además, aprenderás cómo realizar la técnica correcta, ya que cerca del 30% no sabe cómo hacer una contracción de piso pélvico y de ellas, el 50% no lo realiza de la manera correcta.

De esta manera, estarás trabajando tu piso pélvico de manera específica y para lo que necesitas. El realizar mucho ejercicio o de la manera equivocada, podría traerte más problemas que beneficios, ya que debemos recordar que el piso pélvico tiene muchas funciones vitales: la continencia de la micción y defecación, las sensaciones en las relaciones sexuales, forma parte del canal del parto y es el soporte de los órganos pélvicos.

¿Qué puedo hacer?

Todo parte por el autoconocimiento. Puedes intentar identificar tu musculatura del piso pélvico con estos simples pasos:

  1. Recuéstate de espaldas en el suelo o en tu cama y flecha tus rodillas.
  2. Imagina que en la base de tu pelvis está tu piso pélvico. Puedes palpar el espacio entre tu vagina y tu ano o incluso, mirarte con un espejo si te sientes cómoda.
  3. Ahora imagina que quieres cerrar tu vagina y relajarla. También puedes imaginar que quieres tomar una bolita o un arándano con tu vulva, que quieres aguantar un gas o que quieres aguantar las ganas de orinar. Con cualquiera de estas indicaciones, debes tener una sensación de «cierre y elevación», para posteriormente sentir que se «suelta y relaja».

Este es el primer paso para que puedas tener más conciencia perineal y en el caso de que sospeches de que tienes algún problema, puedas consultar siempre con una kinesióloga de piso pélvico.

¿Qué cosas no debo hacer?

  1. Cortar el chorro del pipí: esto puede alterar tu mecanismo de micción, generando retenciones urinarias e incluso, infecciones.
  2. Hacer ejercicios incorrectos: la idea general de que hacer «un puente» es un ejercicio de piso pélvico es incorrecta. Sí ayuda a trabajar toda la musculatura que rodea al piso pélvico, pero mientras no realices una contracción consciente y específica, no será para el piso pélvico.
  3. Auto prescribirte ejercicios: si ya tienes un problema, como incontinencia o dolor en las relaciones sexuales, necesitas una evaluación. El trabajar de la forma incorrecta puede ser perjudicial, ya que todas somos diferentes y necesitamos distintos tratamientos adecuados a nuestras necesidades.

Recuerda que puedes tomar una de nuestras asesorías de piso pélvico para resolver dudas y comenzar a cuidar tu salud pélvica.

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